Qué sabio que fue Dios al haber hecho nuestras infancias con
menos memoria de lo malo que de lo bueno. Fue sabio en permitir que nuestras
mentes sean inocentes, y graben muchos más recuerdos sanos que enfermos.
Porque si recuerdo alguna enfermedad, la recuerdo pintando
algún libro o jugando a algún juego.
Pero qué necio fue y es el hombre en hacer que algunos niños
tengan más recuerdos negativos que positivos. Qué dañina fue y es su mano al
dejar de abrazar y comenzar a lastimar.
Qué bueno que fuimos niños. Qué lindo poder recordar
aquellos momentos gratos.
Qué bueno que a pesar de tanto dolor… existe un Dios que me
permite calmarlo y recurrir a sus abrazos en lugar de refugiarme en el dolor.
Qué bueno que tuve niñez y que aunque sepultaron algunos
días… tengo un Dios tan grande que pueda darle más vida y color a todos los
demás.
Qué sabio que es Dios.
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