15.1.14

Nunca fue perfecta

Meriendas multicolores, sazonadas con los mejores aromas. 
Ahí me encontraba con vos.

Teníamos un espacio reservado para nosotras. Nuestro tiempo de juegos, lecturas, charlas, discusiones, peleas, risas, reencuentros mágicos. 
Otra hora era impensada. Esa era la cita obligada. Los placeres más esperados.
Te sentabas sobre sillas viejas, cómodas. Con un pensar sencillo, atractivo, condimentado de cultura y tradiciones.

Tu mirada tenía montones de experiencias para proyectar, para relucir.
Las arrugas de tus manos mostraban cuánta verdad había en tus historias. Y tus pecas en ellas  reflejaban otro tanto de asombro. 

Esa parecía ser siempre la mejor parte de la historia. Cuando incluías tu risa en ellas.
A veces tus ojos sollozaban. Pero aun me pregunto si en tu corazón habrá existido alguien a quien hubieras dejado secarlas.
Lo más secreto era tu corazón enamorado. Frente a él sólo había un “morocho buen mozo” capaz de  hacerle  brillar.
Pero se había ido lejos; hacia rato.
Tal vez tu pregunta constante fue: ¿Por qué? ¿Por qué tuvo que pasar? Y esa pregunta fue retenida, y tan fuertemente sostenida que no pudo volver a entregar ese corazón.

…por miedo a dejar de amar su primer amor, por temor de exponer y arriesgar a sus hijos, por no querer volver a sufrir una pérdida…


Su vida siguió transcurriendo; pero las cuatro paredes de su casa no limitaban sus proyectos. Esa casa albergó millones de saberes que circulaban sin ser reconocidos por otros. 
Parecía ser pescadora de sueños, los rescataba y revalorizaba, como mejor podía, como mejor le salía. 

Nunca fue perfecta, aunque siempre lo intentó, y hasta muchas veces creyó haberlo logrado.

No hay comentarios.: